Jaime Lamo de Espinosa, Exministro de Agricultura y Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), reclama un Pacto de Estado del Agua al margen de cuestiones políticas y territoriales que recupere el Plan de Conexión de Cuencas para equilibrar la distribución de los recursos hídricos bajo un criterio estrictamente técnico en unos momentos en los que el cambio climático exige una intervención urgente.
“Hoy resulta evidente que España necesita un gran Pacto de Estado del Agua que conduzca a un Plan Nacional de Cuencas Hidrográficas y en base a ello a otro Plan Nacional de Regadíos. Y todos ellos con perspectivas de varias legislaturas que saquen del debate político estos temas tan esenciales para la vida económica y social de España”, asegura Lamo de Espinosa en su informe "El agua en el mundo-El mundo del agua (El agua en un mundo global y bajo el cambio climático)", presentado esta tarde en Barcelona por la RACEF y Aguas de Barcelona (AGBAR).
“España no es un país seco en cuanto a su nivel de precipitaciones y aguas subterráneas, sino que lo es en cuanto a su caprichosa distribución. El problema podría ser si no dispusiéramos de agua, pero no es el caso. Para una población de algo más de 44 millones de habitantes la escorrentía anual de nuestro país arroja una dotación de unos 2500 m3/habitante y año, una cifra que podemos comparar con los 1000 m3 que definen un índice pleno de desarrollo, incluyendo en los mismos las necesidades agrícolas e industriales. Hay agua, incluidas las subterráneas. Tal vez no hayamos sabido distribuirla. Estamos ante el problema de gobernanza del agua”, argumenta el Académico.
En su informe, Lamo de Espinosa insta a las diferentes administraciones y a la comunidad científica a reflexionar sobre la conveniencia de conectar las cuencas con excedentes (Norte, Duero, Tajo y Ebro) con las que presentan escasez (Pirineo Oriental, Júcar, Segura, Guadalquivir y Sur), así como en la conexión entre Duero y Tajo y entre Tajo y Guadiana. Además de un incremento sustancial de la inversión del Estado en infraestructuras hídricas. “Nuestro estrés hídrico exige una mayor eficiencia en el uso del recurso, una mayor dotación de embalses, más inversiones de mantenimiento y eliminación de pérdidas en las redes de abastecimiento. Sin embargo España sólo invierte en infraestructuras del agua un 0,11% de su PIB mientras que Francia, Italia, Alemania o Reino Unido, que no sufren tanto de la aridez y el estrés como España, duplican ese porcentaje con un 0,25% de su PIB”.
En la presentación han participado del también Académico de la RACEF Francesc Granell y el Académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (RACMP) Ramón Tamames. El acto ha estado encabezado por el Presidente de la RACEF, Jaime Gil Aluja, y el Presidente Ejecutivo de Agbar, Ángel Simón Grimaldos.