El ex presidente del Gobierno de Andorra, Òscar Ribas Reig, ingresó como académico correspondiente por Andorra en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras.
Su discurso se centró en La integración en la UE de los microestados históricos europeos en un contexto de globalización y versó sobre “la amenaza que representa la consolidación de la teoría neoliberal de la globalización, en sus facetas económica y cultural, para la soberanía de los pequeños estados”. Bajo esta afirmación y con la mirada puesta en Andorra, Liechtenstein, Mónaco y San Marino, el académico correspondiente manifestó su preocupación por la economía de los microestados que “por sus limitaciones territoriales, demográficas y, en muchos casos, geográficas carecen de mercados externos y de escaso mercado interno, lo que supone una considerable limitación de sus posibilidades de competir ante un libre mercado cada vez más global”. Por otro lado, la globalización cultural o la teoría uniformadora llamada pensamiento único es para Òscar Ribas, como una amenaza ante la propia identidad que configura una nación y, sin esta identidad, “no puede una comunidad política sobrevivir con la categoría de Estado”.
La consolidación de Europa como un macro organismo supranacional deriva a la absorción de funciones que, hasta el presente, estaban reservadas a los diferentes estados. Ante esta realidad, el académico considera que los pequeños estados “deberán adaptarse al tejido europeo sin ser invitados, hasta el momento, a contribuir a su consolidación a pesar de reunir todas las condiciones: estados situados en el Continente, democráticos y con valores europeos”. Según Ribas, el posible ingreso de estos microestados históricos en la UE deberá ser “una integración que no suponga una distorsión de los intereses de la propia Unión pero que, a su vez, respete sus especificidades como estados históricos europeos y no sean considerados como meros protectorados de la Unión”.
Frente al panorama actual de la UE, el académico considera “inimaginable” la plena adhesión de los microestados en las mismas condiciones de los 25 EE.MM -derecho de veto, un comisariado para cada microestado, parlamentarios... - si no se crea una nueva figura jurídica de adhesión o de asociación. En este sentido, “cualquier adhesión, asociación o régimen de corporación ocasionará graves riesgos a los microestados al asumir las llamadas cuatro libertades (libre circulación de personas, de capitales, de servicios y de establecimiento) si se olvidan las diferencias circunstanciales que, de forma natural, existen entre potencias, estados grandes, estados medianos, pequeños y microestados tales como la geografía, la demografía o la fiscalidad”. Según Ribas Reig “la inserción ideal debería ser colectiva, con un estatus idéntico para los cuatro microestados y debería institucionalizar una cierta participación en los órganos de decisión de la Unión considerando que las decisiones pueden afectarles gravemente. Se trataría de mecanismos simples, para el caso de adhesión o de una clara casuística en la redacción de las cláusulas imprescindibles de salvaguarda, en el caso de la asociación”. Dicha participación debería situarse en un marco donde se consideren las diferencias entre estados tan dispares para no caer, según el académico, “en una situación ilógica, no justa, contraria a la equidad y, por lo tanto, al derecho”.
En cuanto a la fiscalidad, Ribas consideró que “los microestados tienen sus propios condicionantes consecuencia de su situación geográfica y social por lo que se deben tener en cuenta al igual que las especificidades concedidas por la Unió Europea a territorios que forman parte de estados miembros (Canarias, las Azores o Madeira). De este modo, “se asegurará la autosostenibilidad económica de los microestados, a través de un cierto diferencial fiscal pactado y transparente”.
