Jaime Gil Aluja, Presidente de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), propone la utilización del concepto "razonamiento digital" en lugar de inteligencia artificial al convenir que la inteligencia es exclusivamente humana y requiere de factores como la imaginación para su desarrollo. El Académico retomó una idea ya argumentada en la revista "Encuentros Multidisciplinarios" correspondiente al primer cuatrimestre de 2020 para realizar esta reflexión durante su intervención en el Seminario Internacional de Primavera de Barcelona, que se celebró los pasados 24 y 25 de mayo en Barcelona, y donde presentó el trabajo “Ensayo de un algoritmo para la gestión de la ciberseguridad”.
Sin entrar en el actual debate conceptual sobre el razonamiento que esta tecnología está ofreciendo ya de sus creaciones, el experto defendió su humanización, siempre bajo el control y una óptica humana que la dote de un fin útil e igualitario para el ser humano, siguiendo los postulados de la Escuela de Economía Humanista que impulsa la propia Real Academia.
Durante su intervención, Gil Aluja presentó un algoritmo para optimizar la seguridad en la gestión y custodia de datos en las redes de distribución y la recepción y utilización de la energía. "La solución que proponemos consiste en la utilización de un algoritmo de corte humanista que permita determinar, entre todas las opciones de gestión de ciberseguridad, cuáles hay que utilizar para hacer óptima la gestión global desde la captación de las energías hasta la utilización cibernética por las familias y actividades económicas", señaló el Académico.
El algoritmo elaborado por Gil Aluja determina numéricamente el grado o nivel de incidencias óptimas en las estructuras de gestión de la ciberseguridad en la captación de energías durante su tránsito a los centros de depósito y distribución hasta su utilización cibernética final por parte de las familias y de las actividades económicas. Para ello considera tres estructuras de gestión de ciberseguridad: captación de energías en sus fuentes, distribución y depósito y utilización cibernética por parte de esas familias y actividades económicas. "Estas tres estructuras de gestión de ciberseguridad se hallan en funcionamiento con un nivel de ciberseguridad que, evidentemente, puede variar por las incidencias existentes a lo largo de las etapas de captación, de distribución y de custodia, así como por la utilización cibernética por familias y actividades económicas", explica el propio Académico.