El "Diari de Tarragona" dedicó ayer un reportaje a la figura del Presidente de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), Jaime Gil Aluja, reconociendo su fructífera y vasta trayectoria académica, que le ha llevado a ser reconocido por 31 universidades internacionales con el título de Doctor Honoris Causa. El reportaje señala el papel de Reus, su ciudad natal, como centro de esta trayectoria, ya que fue allí donde el Académico inició su carrera científica y allí donde la culminó como docente en la Universidad Rovira i Virgili, de cuya Facultad de Económicas es uno de los impulsores.
"Gil Aluja" dejó Reus al iniciar sus estudios universitarios y, en cuanto pudo, intentó buscarse la vida y autogenerarse un cojín económico. Según él mismo cuenta, entró como profesor ayudante y terminó siendo catedrático de la Universidad de Barcelona hasta su jubilación y quiso acabar su vida docente en la Universidad Rovira y Virgili. Así, su círculo «formativo» se abrió y cerró en su ciudad natal", señala la publicación.
El reportaje incide en el papel del Presidente de la RACEF como impulsor de la lógica difusa, en la que ha trabajado a lo largo de toda su trayectoria aplicando sus métodos de estudio a la economía y convirtiéndose en uno de los primeros economistas que vislumbraron el papel de los algoritmos en el análisis económico. "Una de sus mayores aportaciones ha sido la teoría de la incertidumbre porque 'ha cambiado la forma de pensar de muchos economistas, pues antes se confundía la incertidumbre con la probabilidad o aleatoriedad', señala Gil Aluja. El reusense continúa desarrollando investigaciones, especialmente, trabaja basándose en la Inteligencia Artificial, para distinguirla del razonamiento artificial, ya que, como evidencia, «en la inteligencia hay razón y también emoción». Por ello, 'lo fundamental es hacer intervenir la subjetividad en las decisiones económicas'", concluye el reportaje, señalando el reciente estudio para la detección precoz de enfermedades neurodegenerativas que ha diseñado junto al neurobiólogo isralelí Jean Askenazy.
