El Impuesto de Derechos Reales puede considerarse como una figura fiscal tradicional e inmutable, elaborado por manos cuidadosas de juristas y no de políticos y por ello ha estado, en sus 90 años de existencia prácticamente al margen de las contingencias políticas que ha atravesado nuestra Nación. La reforma del impuesto, que es el objeto de análisis, se produce de forma anómala en una Ley de Presupuestos (26 de diciembre de 1957), que por definición tiene naturaleza circunstancial y efímera. Las finalidades perseguidas son varias y pueden clasificarse de la siguiente manera: ordenadoras, compiladoras, cautelares, fiscales, inspectoras y políticas. Se hace un exhaustivo recorrido de las nuevas disposiciones que regulan el impuesto que son sintéticamente explicadas y, en muchos casos, objeto de crítica y se sugiere un estudio preciso que permita modificar el fundamento jurídico de los textos del impuesto y eliminar todo cuanto signifique roce contra los principios jurídicos, teniendo siempre como regulador el principio básico de rango de las disposiciones legales.