Resumen:
El profesor Lamo de Espinosa eligió el tema de las repercusiones para España de la ampliación de la UE en una economía global en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras de Barcelona. El profesor Lamo de Espinosa trató sobre las amenazas y oportunidades que la incorporación de diez nuevos EEMM de la Europa del Este en la vieja UE nos deparará en el marco de una economía global. Para ello examinó la evolución demográfica de Europa y España, los riesgos y ventajas derivados de la inmigración, las causas del déficit exterior, los problemas que se derivarán de la reducción de los Fondos Europeos hacia España, incluida la PAC, y el nuevo papel de contribuyente neto que surgirá en pocos años, formuló algunas conclusiones. El nuevo académico finalizó su discurso advirtiendo que la nueva economía que debemos construir, ante el reto de la ampliación y de la globalización, no puede fundarse en un modelo de crecimiento basado en los Fondos europeos –obra civil-, en el consumo interior o en la industria clásica, ya que los costes diferenciales crecientes y las ventajas laborales y fiscales de los nuevos Estados miembros y de los países asiáticos conducirá a parte de nuestra industria a relocalizar sus inversiones, al menos parte de sus ampliaciones productivas, en países de Europa del Este o de Asia -preferentemente China para la industria, e India, para los servicios- que se han convertido en los nuevos motores del crecimiento mundial. Señaló igualmente que los nuevos EEMM están construyendo su desarrollo en base a un magnífico nivel educativo, conocimiento de idiomas, progreso en tecnologías avanzadas, buena acogida a la inversión extranjera, disponibilidad de mano de obra bien formada y a costes muy inferiores, aumento de la competitividad, rápido incremento del PIB (algunos países por encima del 7%), inflación reducida, buen nivel de I+D y sistema financiero bastante saneado y que ante ello España no puede seguir defendiendo un modelo periclitado ya que las previsiones económicas y de empleo para el 2010 de la Agenda de Lisboa no se están cumpliendo y que nuestra reacción sólo puede basarse en la gran llave que desde el principio de los siglos ha permitido el avance de la humanidad: la educación y el conocimiento; que algunos países europeos (Francia o Finlandia) han basado su crecimiento económico de las últimas décadas en una sólida educación escolar, un potente modelo universitario y una pujante I+D+i causa de unas industrias o servicios basados en nuevas tecnologías y que nuestros universitarios y las empresas deben ser capaces de levantar la antorcha de la ciencia, la investigación y el desarrollo que son los faros que iluminarán el futuro de nuestras economías. Fuera de tales límites sólo hallaremos sombras y oscuridad.