Resumen:
Resumen: El Reino Unido es uno de los miembros con más peso de la Unión Europea, pero no se siente cómodo en ella. Desde sus orígenes, el proceso de construcción europea ha tenido en el Reino Unido defensores acérrimos y detractores convencidos. Ninguno de los grandes líderes británicos, salvo Edward Heath, ha tenido una posición nítida sobre el proyecto europeo, y las posiciones de los principales partidos políticos también han oscilado considerablemente. Sin embargo, las cifras de comercio e inversiones, así como el peso de Londres como centro financiero europeo, muestran hasta qué punto la integración económica entre ambas orillas del Canal de la Mancha es hoy una realidad. El resto de la Unión representa cerca del 50% del comercio británico. Se calcula que tres millones de empleos dependen de las relaciones con el resto de la Unión. Además, hay muchas áreas, como la política exterior común, en las que las ventajas para el Reino Unido de pertenecer a la Unión son cada día más patentes. Pero los sondeos del Eurobarómetro muestran que los porcentajes de ciudadanos británicos que confían en las instituciones de la Unión o que creen que pertenecer a la Unión ha sido beneficioso para el país son mucho menores que la media comunitaria. El actual gobierno de coalición entre conservadores y liberales ha adoptado una posición pragmática. No transferirá nuevas competencias a Bruselas, salvo que se apruebe en referéndum, pero mantendrá una línea constructiva en sus relaciones con la Unión Europea. Una Unión Europea fuerte y sólida puede contribuir mucho a la prosperidad de los ciudadanos británicos. A la vez, un Reino Unido fuerte y próspero es esencial para la buena marcha de la Unión.