Valeriu Ioan-Franc, Académico Correspondiente para Rumanía de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), considera que el desarrollo sostenible alentado por las Naciones Unidas sólo puede darse desde una estricta perspectiva humanista marcada por una rigurosa reglamentación y el firme y comprometido control de la Administración. El experto argumenta esta afirmación en el artículo "Le developpement soutenable. Une perspective humaniste", que firma junto a Andrei-Marius Diamescu, Miembro del Instituto Nacional de Investigación Económica Costin C. Kirițescu de la Academia Rumana, y que presentó durante el XVIII Acto Internacional que la Real Corporación celebró en Barcelona los pasados 15 y16 de noviembre. 

Para los dos expertos, tres décadas y media después del lanzamiento del concepto de desarrollo sostenible en el marco del Informe Brundtland de 1987 todavía sigue siendo un concepto por desarrollar en su dimensión práctica. "Los avances y las posteriores aclaraciones del concepto han llevado, como se esperaba, a centrarse en el desarrollo económico, el bienestar social y la protección del medio ambiente, a fin de garantizar la continuidad y la prosperidad para las generaciones futuras. Pero a pesar de la aparente clarificación conceptual, las dificultades para hacer operativo el concepto de desarrollo sostenible aún están lejos de estar resueltas y, en nuestra opinión, incluso son imposibles de superar en el paradigma actual de la ciencia económica", señalan.

"El mundo en el que vivimos la economía de mercado parece haber llegado a sus límites, siendo cada vez menos capaz de resolver por sí sola los problemas del tercer milenio, sobre la base de principios competitivos. Más allá de las reflexiones de los economistas, el presente revela una realidad preocupante: el Estado ha fracasado en su misión de redistribuir el bienestar. Pero quizás peor sea el hecho de que desde hace años asistimos a lo que hemos llamado crecimiento sin desarrollo: el PIB aumenta, pero el bienestar de los ciudadanos, de la mayoría, se mantiene como mucho constante o, en situaciones frecuentes, disminuye. Esta realidad aparentemente paradójica, confirmada incluso por la desaparición de las estadísticas económicas de la clase media, antes considerada el motor del desarrollo, de la sostenibilidad, nos obliga a una reconsideración fundamental del papel de la economía, de la ciencia económica y, en particular, la función económica del Estado en la sociedad actual", concluyen Ioan-Franc y Diamescu.