Vivimos en  un mundo lleno de controversias, de las cuales la mayoría son resultado de muchos conflictos que surguen en el ámbito público. Una de las mayores confusiones de nuestro tiempo es el cambio climático. Mientras muchas instituciones tratan de demostrar que es el resultado de las actividades humanas, especialmente del uso de combustibles fósiles, otros quieren demostrar que en este proceso la influencia de la especie humana es insignificante. En la multitud de los argumentos de ambas partes puede ser difícil encontrar la respuesta correcta. Otra materia de disputa es la crisis financiera y económica. En su análisis y búsqueda de soluciones se contraponen modelos clásicos y de una una nueva economia. El debate de la energía tampoco dejan menos indiferente. Energía barata, fuentes de energía convencionales, nuevas y renovables...

La cuestion particularmente interesante es el papel de la ciencia en la sociedad moderna. Aunque la ciencia es una actividad que se basa en observaciones, mediaciones y análisis, la presión sobre su integridad y los intentos de crear el concenso de los científicos y el poder nunca ha sido mayor. El concenso de los políticos es generalmente el resultado de la presión de diversos grupos de interés. Así que hoy en día, el principal problema que debemos afrontar no es ya el cambio climático, la crisis económica o el modelo energético, sino el uso de los logros científicos en la funcion de los grupos de interes que quieren gobernar el mundo. Porque muchos gobiernos, empresas y grupos de presión gobiernan nuestras vidas mediante la manipulación de la opinión pública con supuestos datos científicos.