Perfeccionamiento de la democracia se halla estrechamente vinculado a mis postulados a favor de una economía liberal como fuerza creadora, armonizadora y moralizadora frente a la amenaza que ha significado y sigue significando el socialismo. La democracia ideada para frenar las apetencias fiscales de los reyes y un mejor respeto a los derechos de los ciudadanos degenera en una voraz máquina recaudadora y en un aberrante poder de la masa. Para evitar la tiranía y preservar la libertad se requiere una limitación del poder de la democracia. Hace referencia a Rousseau que valora negativamente que la mayoría gobierne y que la minoría (sin duda los mejores, los más inteligentes y los más justos) sea gobernada. La perversión del derecho de voto ha contribuido a transformar el estado democrático y liberal del siglo pasado en un Estado de tendencia socializante y totalitaria, con independencia de si es regido por socialistas o conservadores. Desde el momento que el poder es democrático, todo lo que lo limita es antidemocrático. El reto que se nos presenta para proclamar la democracia y conseguir los objetivos para los que fue concebida se halla vinculado a su capacidad de auto limitarse y poner un límite al poder. Es evidente que una decisión mayoritaria no crea necesariamente el derecho ni es necesariamente moral y únicamente si tenemos en cuenta estos axiomas podremos contribuir eficazmente al mejoramiento de nuestra sociedad.