El humanismo no ha cesado de inspirar mi pensamiento de economista ya que la economía política es una ciencia humana. En una rápida visión se relaciona la economía con la historia, la psicología, la sociología y la filosofía para plantear el problema de la finalidad del progreso económico que aparece cuando se prepara el Plan de agravar el desequilibrio fundamental entre los pueblos avanzados y retrasados oponiendo una economía de abundancia y despilfarro a una economía de miseria. Defiende la teoría de que la filosofía debe aportar soluciones a la cuestión del límite de nuestro progreso y las consideraciones que parecían supra-económicas, extra-económicas e incluso anti-económicas deben imponerse en el pensamiento de los economistas de doctrina. En esta labor, deben operar todas las naciones iluminadas por lo que yo califico como “la gracia de la cultura mediterránea”, para servir a la economía y asegurar su verdadero progreso.