En la actualidad, la responsabilidad social se considera un concepto normativo inherente a todas las actividades económicas y financieras. Sin embargo, no se ha alcanzado un consenso acerca de lo que implica una inversión socialmente responsable. Parece innegable la necesidad de fijar una definición unánime de lo que significa ser socialmente responsable o de qué significa provocar un impacto positivo en la sociedad en la que se desarrolla una actividad económica. Las inversiones, como gran parte de las actividades humanas, se basan en la toma de decisiones, ejercicio harto complejo en momentos de profundos cambios como los que vivimos.