El desarrollo económico de los países ha mejorado sustancialmente las condiciones de vida de la población, acrecentando su bienestar social, pero ello ha provocado un progresivo deterioro del entorno medioambiental debido al uso indiscriminado de los recursos naturales.
Consecuentemente, en los últimos años estamos asistiendo a una creciente preocupación por la conservación del medio ambiente, impulsada por las organizaciones ecologistas, los medios de comunicación y las instituciones públicas.
En este sentido, las Administraciones Públicas, como instituciones que deben asegurar un mayor bienestar social tanto para la población actual como para las generaciones venideras, deben asumir un papel fundamental en la preservación del entorno natural.
Desde esta perspectiva, uno de los principales aspectos que se deben abordar desde los diferentes gobiernos, estatales o autonómicos, es el diseño de una estrategia global que permita el desarrollo económico sostenible de un determinado territorio. Desde nuestro punto de vista, esta estrategia debería perseguir los siguientes objetivos:

-Mejorar la competitividad desde una perspectiva regional, sectorial y empresarial.
-Conseguir una población demográficamente equilibrada.
-Conseguir una sociedad cohesionada.
-Mejorar la calidad ambiental.
-Lograr la gestión sostenible del territorio y del patrimonio histórico-cultural.