“Según la costumbre, debo manifestar algunas reflexiones sobre los temas que acaparan el interés de esta Academia. Y lo haré empezando no por la letra A, de Academia, sino por tres letras E, entrelazadas para mí hoy como en una iluminación: Economía, Europa y España. El establecimiento de la moneda única irá acompañando necesariamente de un factor político para los estados afectados, los cuales deberán definir entre los instrumentos necesarios para garantizar la convergencia permanente de sus economías. Este factor político constituirá un nuevo contrato europeo que asociará a los países que tengan la voluntad de construir un conjunto europeo auténtico, con vocación federativa, a lo que yo llamo “Europa-potencia”, capaz de hacer oír su voz y de contribuir a la organización del mundo en los próximos milenios. Así pues, la unión monetaria será, hasta finales de siglo, la piedra angular sobre la que se construirá el edificio europeo o el hito que marcará el límite y el fracaso del proyecto de unión europea. En este conjunto europeo, con vocación federativa, España encontrará su lugar natural, el que le reserva la inmensa contribución que ha aportado a la formación histórica y cultural de Europa”.