La información económica que se desprende de los estados financieros no posee el atributo de la intemporalidad ni la validez internacional, sino que se circunscriben a un país determinado, en una época precisa y obedecen a unas finalidades concretas.

El hecho de que España esté integrada en una comunidad europea no es factor determinante para que nuestra regulación contable sea mimética con los demás países comunitarios.

En relación con los principios de contabilidad generalmente aceptados, éstos quedan configurados como proposiciones emanadas del poder legislativo o por organizaciones de reconocida solvencia con el fin de asegurar el nivel de razonabilidad y transparencia económica. No existe una sola imagen fiel rígida y subordinada, sino varias derivadas de normas, reglas y metodologías esencialmente variables.

Las conclusiones, en forma de decálogo, delimitan el papel de los principios de contabilidad generalmente aceptados para evitar que lo que son unos medios puedan confundirse con unos fines en detrimento de la información contable.