La introducción al tema se basa en la experiencia personal y profesional como magistrado en las causas incoadas contra Augusto Pinochet, para hacer un seguimiento de las tentativas para la constitución de una jurisdicción internacional directa por la participación de crímenes internacionales y a la Constitución el 17 de julio de 1998, mediante el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que en el año 2002 reunió –no sin pasar multitud de vicisitudes las ratificaciones de países que se exigían como quórum para su entrada en vigencia. El resumen se realiza en base a doce conclusiones y considera que la Corte Penal Internacional constituye el avance más importante para la protección de los derechos humanos y el logro de la paz internacional. Desgraciadamente son todavía numerosos los países que no se han adherido pero confía que la luz del Derecho se expanda universalmente para el logro de un sistema de prevención de los delitos de la competencia de la Corte.