El hecho europeo es una aspiración irrenunciable y el hombre de finales del siglo XX necesita del conocimiento de los demás, de ayer o de hoy: un europeo necesita de otro europeo. Los orígenes y objetivo de la Comunidad Europea han sido la defensa de la paz, la integración económica, la unión política y la cohesión social de las que se hace un bien elaborado estudio analizando, entre otros la llamada “Europa Fortaleza”, la política industrial estratégica, la igualación social centralizada, los riesgos de la unión monetaria, etc. En relación con el ingreso de España en la CE en 1986 se considera una decisión acertada que brindó la oportunidad de superar el aislamiento que caracterizó nuestro desarrollo económico. En la convergencia europea se producirán efectos sobre la estructura productiva y se podrán plantear algunos problemas políticos de importancia: desde la reforma de la Constitución al reparto de competencias entre las instituciones centrales de la CE, el Estado y las Comunidades Autónomas, así como el papel que deben jugar las regiones en la Europa Unificada. En Europa, la región puede cumplir un papel fundamental porque el crecimiento de las identidades regionalistas la están transformando en una unidad territorial y social apropiada para el desarrollo de los procesos de cohesión social.