Es tal el grado de patetismo y espantoso hacinamiento que hoy padecen millones de personas en todo el mundo que es preciso analizar los factores originarios del problema: guerras, conflictos sociales, emigración rural, etc.) a los que clama el Papa Pio XII, como los “senzatetto”, así como las encíclicas de Pio XI (Cuadragésimo anno), León XIII (Rerum Novarum). En España hay disposiciones trascendentales impulsoras de la construcción de viviendas (de las que se hace un exhaustivo recorrido) aunque se constata la insuficiencia de lo conseguido. Como solución a esta alarma social se propone una “Cruzada pro Viviendas”, imaginándola como un movimiento popular, que debería estar soportado por atractivos como: desgravación fiscal, cesión a los Organismos de la Cruzada de los fondos procedentes de la Reserva Social, apoyo financiero del Estado, derramas entre los propietarios de terrenos beneficiados por las actuaciones de la Cruzada, participación en las quinielas y recargos en billetajes de espectáculos, sorteos extraordinarios de Lotería Nacional y emisión de sellos similar a la lucha antituberculosa, etc. Tengo fe en que el problema ha de tener solución a través de un movimiento surgido del calor popular o desarrollado por el Instituto Nacional de la Vivienda, cuya actuación le avala para convertirse en un Ministerio autónomo.